Pensé en la piel de la manzana,roja, brillante, tersa como la piel de un tambor virgen.Pensé en el
corazón de la manzana, donde duermen sus hijos.Y tuve los senos de naranjas, sólo para
vaciarlas de su cítrico aroma, porque la pulpa cede al diente deshaciéndose en néctares de
espuma.Y tuve dos cerezas rojas en mis labios, cerezas destronadas, labios a punto de reventar
su madurez.Yo, toda en la noche, mujer sosteniendo entre las piernas un durazno, su color de
almíbar, su textura de viento pesado, su sabor de humanidad perdida.Un durazno coronando mi
vientre, fruta de la pasión extinguida, maracuyá voraz,mango exuberante y pletórico. ¿No
percibes el olor a maleza?Casi puede tocarse ,es un aroma denso, tiene un color
fosforescente,como de aire.Y yo yazco,toda tierra sembrada en tu semilla, mandarina sencilla,
nuez partida por el ejercicio de tu mano.
Alejandra Menassa, del Libro La piel del deseo, editorial Grupo Cero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario