Quise traeros a vosotras
este señor de fuego.
Llevaba la piel canela
los ojos abiertos entre risueños.
Traía tambien la boca toda de fruta
o de hierba.
Sus pestañas alas de la mariposa
que yacía afuera.
Yo mientras tanto me entretengo
y les digo que a no engañaros
Hay pocos besos verdaderos
ojos verdaderos
o manos que no mintieran.
Solo les pido que desperteis cada
mañana con un hombre distinto
en vuestra mente.
Y lo que os apetezca en vuestra cama.
nina salinas
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