miércoles, 7 de septiembre de 2011

"Seyko"

Marca o reloj
reloj y marca
su pulsera es de piel negra,
se posa en diferentes muñecas
negras,blancas o rojas.

Se sabe que es fino
los relojeros han invertido
muchas horas en él,
es raro ¿no?
cuando de relojes hablamos.

Sus agujas apuntan las heridas
abiertas por geografía,
no las posa sobre las alas
de los labios,
quien sabe porque razón desconocida.

Mide el tiempo de espera
pero no el que tarda en mostrarse.

Se para a menudo
al leve roce de la mano.

No es de arena
no que va!
eso se notaria enseguida,
sus formas son fálicas.

Lo encontré en la tienda virtual
se ofrecía como si nada
sabiendo que ya tenía dueño
al menos lo hizo saber,
a la próxima víctima que no lo estaban
estafando.

No se hizo de rogar, guiñó el ojo en el escaparate,
tanto fué, quedé asombrada,
cuando lo puse en mi brazo.

No entendía como podía ofrecerse
a quien quisiera tenerle si ya tenía dueño,
cosas de relojes me dije,
exóticos engranajes venidos
de no se de que parte de Africa.

Asi como llegó se fué,
quizo de nuevo posarse en el escaparate.

Desperté un domingo,
y ya en mi brazo no estaba.

Fué tan desconsiderado
que no dijo adios de frente,
sino que al fin respondió
la llamada, para decir que el tiempo
se terminaba.

Pensé entonces en la muerte
pero no, era que me quitaba el tiempo
para siempre,
por que se había avivado el fuego
en su cuerpo frío y metálico.

Dejando caliente mi sangre
y su semillas de tierra chorreando
en mi piel de pétalos extraños.

Primero casi desfalleciente
en el shock del instante
¿que haría ahora sin reloj?
¿como podría encontrarme
a mi misma desde ahora?

Nada, entendí que su problema era
de fábrica
sus partes estaban influidas
por libros sagrados
el relojero había puesto todo
para que cuadrara.

Entonces cuando no podía subirme
a mis zapatos,
me dije con medio siglo y casi uno
¿como podría competir
con brazos de veinte años?.

Comprendí que todo lo que había venido guardando
el último verano,
era ahora necesario sacarlo
viejas blusas,ropas de algodón
zapatos de tacón.

Comprendí
que tener un reloj fino
me salía muy caro,
mejor uno de carnicero, verdulero
o quizás de taxista
no importa de si es de segunda mano.

Hoy a cuarenta y ocho horas
de estar en la fatal encrucijada
de no tener reloj a mano,
me he reido a gritos
pensando en los dichos de mi madre.

Ella que sabe de relojes y escaparates
ya me había advertido
que ese tiempo era finito,demasiado
y que no tomara
en serio nada de nada,
pues mejor que adquiriera
algo de primera mano.

Pensaba en hacerle caso
y no
pues era demasiado rico tenerle
en mi brazo
me estremezco cuando cierro
los ojos y siento su fuego
en mi piel morena de tardes.

Los brazos que pueden dar hijos
pueden llevarle,
no viejas amapolas teñidas de pasado,
eso es lo que dicta el mercado.

Todo de mi primer uso
y a desecharlo,
porque los brazos inactivos
no pueden llevarlos,
¿para que necesitan medir el tiempo?
¿si no acunan otros ejemplos?

Este es tiempo de congresistas
de políticos fríos e incalculados
ahi hacen falta los relojes finos
no importan si son de oro o de plata.

Al final yo me preguntó:
¿habra sido un poco feliz en mi brazo?.



nina salinas. Madrid,23/ agosto de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario