lunes, 10 de febrero de 2014

Dame el infinito

La colcha sobre el desorden
los pies en la almohada
tú, urgentemente en mi boca,
despues de tantos dias soñados,
y luego entre pliegues jugosos
de fruta salada,
lloras en silencio,
mueves tus ojos enloquecidos
en la otra galaxia,
sin compasión muerdes el cuerpo amado
lo lames,
lo retuerces entre los dedos,
olvidando tu nombre y tu raza,
nada es distinto
el deseo nos iguala
sobre el eco de mi canto, de loba aullando
sobre tu hermoso cuerpo, vienes a mi
en grandes olas de sangre,
arrastrando mi cadáver vivo,
entre medio veo, tus grandes ojos mansos
que me invitan a morir en ese mismo instante.

Nina Salinas.

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